Cuando me preguntan mi especialidad como abogada respondo con vocación-lealtad:

¡PROPIEDAD INTELECTUAL!

El efecto suele ser el de un profundo silencio. N adie parece saber muy bien de qué trata lo que hago como defensora legal, pero a menudo existe una tendencia a la crítica de los autores y sus derechos por parte de la sociedad carente de contenido profundo y fruto del desconocimento.

Me manifiesto en el tremen do mundo de ideas-creaciones.

¿ Cuándo os represento?

Yo amo las letras, las artes, la filosofía, los escritos, lo creativo, lo artístico. Quizá pida al sol que traiga al dios Apolo, porque lanzan desde sus arcos ataques a la cultura y solo el dios del sol podría con ellos, según los griegos.

Al menos los egipcios tenían una diosa del orden entre todos los mundos llamada Maat, que personificaba la justicia, la verdad, la armonía cósmica. Será que somos terrenales. Solo humanos sin comos, y aunque nos pongamos plumas en la cabeza nadie desvela nuestros jeroglíficos.

¿Entendemos que todo lo intelecutal es todo un acertijo?

¿Son dioses lo que necesitamos?
¿Alguna Atenea de artes/oficios, sabiduría/astucia, orden/guerra?
¿Guerras ordenadas?
¿Alguna guerra es ordenada?
¿Son ángeles?

Llamo en voz alta a un ángel querubín que ayuda en el talento artístico, que en la Cábala le dicen Lauviah.

Detrás de cada caso intelectual que he llevado en estos años hay una historia detrás, un nombre, y un acto de creación que se debe preservar legalmente.

La cultura es un valor universal, apenas valorada, apenas respetada, y tantísimas veces vulnerada, que está muy dañada. Este espacio legal de arte y tiempo está creado en honor a ella.